El uso de ropa inmodesta es uno de los grandes pecados de nuestro tiempo.
El dios de orgullo y de moda parece dominar la mayor parte del mundo. Es
posible que este dios es la causa de más inmoralidad que cualquier otro.
Después que Adán y Eva cayeron en transgresión se dieron cuenta de que
estaban desnudos. A causa de su vergüenza trataron de esconderse de Dios, su
creador. Querían esconder su desnudez. Dios les hizo túnicas de pieles y así
fueron vestidos propiamente. Desde entonces, y por todas las edades, Dios ha
dado a la humanidad, y especialmente a su propio pueblo, la virtud de propio
atavió corporal. Sin embargo, es como Jeremías exclamo, “¿Se han avergonzado de
haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni
supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan…” (Jeremías
8:12).
El propósito del ídolo de la moda es despertar la pasión del otro sexo.
Esto conduce a mucha inmoralidad y pecado abominable. El señor Dr.
Luchtenstein, de Tombs Prison en Nueva York, que es competente para hablar con
autoridad sobre las causas de los crímenes, dice: “Durante doce años he visto a
170,000 prisioneros. Los crímenes de pasión están aumentándose en una manera
alarmante y seguirán aumentando hasta que su causa sea eliminada. La causa es
el presente estilo de ropa, lo cual, para decir lo menos, es muy inmodesto.
Vestidos cortos y apretados a la forma del cuerpo y muy escotados, con mangas
cortas, y semejantes tienen relación directa con la incitación del crimen, no
importa cuán inocente sea el que se vista así”. Alguien ha dicho que si cada
estilo de ropa del mundo de tinieblas pudiera ser echado al más profundo
infierno, se evitaría mucha tristeza y lamentación. El Dr. Talmadge dijo:
“Miles de hombres están en el infierno, cuyo condenación se atribuye al atavió
indecoroso de las mujeres, como también las mujeres que lo causaron”. Otro
escritor dijo: “Los demonios de la calle observan las muchachitas y otros que
andan medio vestidos, entonces atacan a sus víctimas para satisfacer su
concupiscencia”. Los padres que visten a sus hijitas indecentemente son
coparticipes de tales crímenes, porque están despertando las pasiones bajas y
perversas.
En Isaías 3:18-24, se encuentra una lista de muchas cosas que las mujeres
hacen para parecer hermosas, terminando con esta advertencia:
“…vendrá…quemadura en vez de hermosura”. Cada uno que profesa ser cristiano
debe atender con más diligencia a esta amonestación, y no encontrarse culpable
se servir al ídolo inmoral de la moda. El apóstol Pedro amonesta que nos
abstengamos de los deseos carnales que batallan contra el alma (1 Pedro 2:11).
La trasformación del corazón no debe ser parcial, sino completa. No somos
salvos por la ropa decorosa, sin embargo, según la palabra de Dios, ella es
señal de que somos salvos del dios de la moda. Se podrían mencionar muchas experiencias
que rasgan el corazón, pero para el pueblo de Dios y para toda alma que teme a
Dios una palabra debe ser suficiente.
Mientras que las estadísticas y ministros ven el mal resultado de las modas
mundanas, ¿podemos, como cristianos, ignorar tal tópico tan vital que trae
consigo los pecados mortales? Es fácil ignorar las enseñanzas de la Biblia, y
apartarnos de la modestia a la inmodestia porque las modas cambian cada vez.
Los modernistas enseñan que “si el corazón es bueno, todo está bien”, hasta que
al fin se toleran muchos pecados, inclusive el atavió de oro y vestimenta a la
moda, lo cual un corazón regenerado no puede permitir, por ser consagrado a
Dios, y separado de lo mundano y de las modas inmodestas (Romanos 12:2).
Dios juzgara a todo hombre según sus obras y sus pecados. Asimismo el
pueblo de Dios y toda alma que teme a Dios tendrá que dar cuenta de su
mayordomía (Juan 5:29; 2 Corintios 5:10). El juicio tiene que comenzar por la
casa de Dios (1 Pedro 4:17). Padres y madres cristianos, ministros, profesores,
y todos ¿estamos haciendo nuestra parte para cortar la corriente, cuyas olas
amenazan a nuestros amados? Tenemos que recordar que según su palabra, Dios no
nos tendrá por inocentes. Somos responsables de ser una luz al mundo y debemos
ser veladores alertas en las murallas de Sion. Las siguientes escrituras nos
juzgaran ahora y también en el juicio final: “Asimismo que las mujeres se
atavíen con ropa decorosa…no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni
vestidos costosos” (1 Timoteo 2:9). “No améis el mundo, ni las cosas que están
en el mundo…” (1 Juan 2:15). “Como hijos obedientes, no os conforméis a los
deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia” (1 Pedro 1:14).
“Vuestro atavió no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o
de vestidos lujosos” (1 Pedro 3:3). Hay otros mandamientos que se dirigen
contra la moda, la inmodestia o cambio de atavió para conformarse con la
presente moda moderna.
Lo que alude al atavió de las mujeres también se puede aplicar al atavió de
los hombres. Con Dios no hay acepción de personas. Cuando los hombres se visten
para adornarse según la última moda, esto, por supuesto, también demuestra un
espíritu de vanidad mundana.
Las escrituras dicen: “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre
vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que
esto hace” (Deuteronomio 22:5). Pablo escribió a los Efesios: “Y no participéis
en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas”
(Efesios 5.11). A los Tesalonicenses Pablo escribió: “Absteneos de toda especia
de mal” (1 Tesalonicenses 5:22). Dios requiere una vida santa y justa de su
pueblo. Además las ordenanzas de Dios son para nuestra protección y bien. El,
en su presencia, vio los pecados abominables que resultarían a causa de la
inmodestia. Por lo tanto su palabra enseña contra la conducta inmoral e
inmodesta. La obediencia a la palabra de Dios ofrece gran protección – la
promesa de guardar en la hora de la prueba. Las modas presentes de atavió son la
causa de muchos pensamientos impuros, los cuales muchas veces conducen a tales
pecados horribles como el secuestro, el estupro y el homicidio.
En medio de las tinieblas espirituales y la confusión de hoy, algunas
iglesias hacen esta pregunta: “¿Tiene la iglesia autoridad de enseñar contra la
mundanalidad en el modo de vestir, y de exigir la no conformidad al mundo en
este respecto?” Si, la comisión a la iglesia es “enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado” (Mateo 28:20a). “Y a ti te daré las llaves del
reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los
cielos; y todo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo
16:19).
La biblia enseña contra las obras de la carne. En Gálatas 5:19-21 se
mencionan muchos pecados y luego también esta expresión se encuentra, “…y cosas
semejantes a estas”. Esto comprueba que existen pecados no nombrados en
particular. La iglesia tiene que resistir tales cosas. Somos mandados a
someternos a las ordenanzas de los hombres, mientras que no estén contrarias a
la palabra de Dios. Por lo tanto entendemos que la iglesia no tiene menos
autoridad y responsabilidad sobre sus miembros. Alguien ha dicho que la iglesia
que deja a cada miembro vivir como el mismo escoge, pronto termina en el
cementerio. En Tito 2 muchas virtudes son nombradas, enseñando a todos a
renunciar a la impiedad y los deseos mundanos. Al fin concluye diciendo, “Esto
habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie”.
No podemos servir a dos señores (Lucas 16:13). No debemos tener vergüenza
de honrar a nuestro señor y maestro por medio de vestirnos modestamente y
sencillamente. Debemos escapar el pecado y la vergüenza que el atavió a la moda
acarrea. Mejor que seguir el curso del mundo, brillemos como luces en este
mundo de tinieblas. El cristiano debe ser ejemplo de justicia. “…Así que, si la
luz que hay en ti es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas?” (Mateo
6:23). El dios de la moda, un gran ídolo de nuestro tiempo, ha ganado, y está
ganando, a mucha gente para servirle y adorarle. Un cristiano no puede
inclinarse delante del altar de este ídolo y permanecer fiel a Dios. Se
requiere que los cristianos rindan su servicio entero y su lealtad a su
maestro. Los cristianos no deben traspasar los linderos antiguos. Esto se
aplica a todas las cosas, inclusive la manera correcta de vestirse. Es la
responsabilidad del cristiano de preservar y promover la modestia en el vestir
y evitar el vestido inmodesto. ¿Cuán triste será para el alma que será hallada
culpable de participar en este gran pecado de hoy! “¿Qué haría yo cuando Dios
se levantase? Y cuando el preguntara, ¿Qué le respondería yo?” (Job
31:14).