Hola Mami! Reciba un saludo de su hijo que no quiso conocer. Le escribo esta carta para decirle que vivo en el olvido y en la mente del Creador.
¡Mami, yo tampoco conocí su cara! No porque no lo deseara, sino porque usted no quiso darme oportunidad. Sólo conocí su voz cuando a solas decía:" ¿Por qué? ¿Por qué?", y lloraba por haberme concebido. Yo me estremecía al oír sus planes de visitar la sala de destazo de niños (esto quiere decir el lugar de abortos). Su aturdida mente por el odio para con mi padre, por sus planes de estudio y por el qué dirían de la niña adinerada, no le permitió pensar en mí. También agregó: “Me correrán de la casa. ¿Cómo lo voy a mantener? ".
Tal vez si hubiera analizado que con el costo del aborto yo habría comido y bebido varias semanas, ¿no lo cree así? Hubiera tenido tan siquiera el placer de conocerle, de acariciarle, y decirle: "Le amo, Mami", como todo niño. Lástima que su vientre era tan pequeño que no me pude esconder para evitar que me dañara el brebaje, la inyección o lo que usó. Pero ¿sabe? No fue el veneno lo que me hizo morir, sino el deseo suyo de no verme nacer.
También he pensado que hubiera sido de mucha ayuda para usted en sus años de edad avanzada. Le hubiera alcanzado las sandalias y le hubiera llevado la comida a la cama. Mamá, no me estoy quejando; tampoco le guardo rencor. Yo la he perdonado. Yo sé que usted permitió que el pecado dominara su vida. Pero le pido un favor: apártese del pecado, de todo lo malo, para que así cuando muera, se levante en la resurrección y estemos juntos, y entonces pueda conocerle.
Mami, a pesar de no conocerle, quiero rogarle que no tarde en buscar al Padre Celestial para la salvación de su alma. "El Creador dio a su único hijo para morir por los pecados de usted para que no se pierda, sino que tenga vida eterna" (Juan 3,16). Si siente una inquietud en su corazón de la condición de su alma, sepa que es el espíritu santo tocándole para que entregue su corazón a Él. Él le ama mucho, y quiere salvar su vida para la vida eterna. Salúdeme a mis hermanitos y al médico y a las personas que participaron en esa obra. Hasta pronto, Mamá.
Atentamente, su hijo que no nació.
La Biblia dice:
"No matarás al inocente y justo...” (Éxodo 23,7).
"No asesinarás" (Éxodo 20,13).
"Pero los...homicidas....tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" (Apocalipsis 21,8).
Por Miguel Calderón (Adaptado)